miércoles, 30 de noviembre de 2011

experimentos de micropoética 微詩作學 실험 (1)


(poemas no ortodoxos ni en métrica ni en contenido, surgidos en el camino de ida y vuelta al trabajo)

Olivo anciano
¿soportas mis tormentos?
hoy no descanses

낡은 올리브 나무
내 고통을 받치냐
오늘은 쉬지 마라



olivo anciano
soporta el pesar de siglos
hoy no descansa

낡은 올리브 나무
세울 비애를 받치며
오늘은 쉬지 않는다



(운율도, 내용도 정통적이지 않은, 출퇴근 길에 생긴 잛은 시 입니다)

viernes, 11 de noviembre de 2011

La balada del adiós (별사)



http://sincronia.cucsh.udg.mx/maciasfall08.pdf
http://josemareta.blogspot.com/2009/01/voy-iniciar-una-nueva-serie-de.html




Literatura coreana en México: La balada del adiós de Oh, Jung-Hee

Claudia Macías Rodríguez Universidad Nacional de Seúl



Oh, Jung-Hee (1947) es una destacada escritora
coreana que refleja en sus textos una refinada agudeza que le
permite encontrar sutiles detalles en las cosas y en los
hechos comunes. Oh, Jung-Hee vive actualmente en
Chunchon, pequeña y hermosa ciudad de Corea del Sur,
dedicada a su tarea de escritora. Conocida ya en muchos
idiomas, parte de su extensa obra ha sido traducida al
español por el Fondo de Cultura Económica (en la edición que usamos para este
estudio), por la Revista Koreana de la Korea Foundation, y por El Colegio de México,
es de las primeras autoras que han llegado al público
mexicano gracis a estas traducciones. El último texto
publicado en español lleva por título El espíritu del viento y
otros relatos (El Colegio de México, 1997) y recopila cinco
cuentos: El espíritu del viento, El espejo de bronce, La lluvia
nocturna, El jardín de la infancia y La calle de los chinos.
Sus textos versan principalmente sobre mujeres que nos
cuentan la vida entre sus esposos, padres e hijos (la tradición
confuciana ata siempre a la mujer a algún varón: primero depende del padre, luego del
esposo y finalmente del hijo mayor), y los conflictos interiores que sufren por la
incompatibilidad entre la vida íntima y la sociedad de la que difícilmente pueden
2
escapar. Sus protagonistas oscilan entre los 30 y 50 años de edad y cuestionan la
condición de su existencia predeterminada por normas y principios tradicionales y tratan
de encontrar una existencia verdadera. Lo interesante es que las mujeres no se dejan
vencer por la vida cotidiana.
Años antes, en 1991, se publicó una antología de
cuentos coreanos (tal vez la primera) en una coedición con
el Fondo de Cultura Económica, en donde se incluía el
relato La balada del adiós, uno de los cuentos más
famosos de Oh, Jung-Hee, objeto de estudio en nuestro
ensayo. Oh, Jung-Hee presenta en este cuento personajes
oscuros en un ambiente que oscila entre el sueño, los
recuerdos y la realidad. Los padres que esperan la muerte y se preparan para recibirla, la
narradora-protagonista Chongoc que sufre por la situación irregular de su esposo,
excatedrático y antigobiernista perseguido por misteriosos policías, y su pequeño hijo
que vive y disfruta a su manera una situación que no alcanza a comprender.
La balada
del adiós transcurre, en gran parte, en una montaña que es también cementerio en donde
Chongoc algún día deberá enterrar a sus padres. Tenemos ante nosotros un microcosmos
que encierra la historia y la tradición que sujeta a las mujeres a una vida que no siempre
les permite la libertad ni el reconocimiento de su propia identidad, según trataremos de
demostrar en las líneas siguientes.
II
En La balada del adiós el relato inicia en la cocina. Chongoc, la protagonista,
arregla una bolsa con alimentos para acompañar a su madre al cementerio para conocer
el lugar de las tumbas en donde deberá enterrar a sus padres. Después de esta primera
3
escena en la cocina, aparece la primera imagen confusa en términos de realidad, que
serán constantes en todo el relato.
Chongoc había visto una imagen transparente moverse detrás de la
cabeza calva de su padre. Él estaba quitando trébol y otras hierbas del
campo de césped, bastante crecido por falta de cuidado. Ella sintió
que el muro que rodeaba el patio se alejaba más y más.
Cuando abrió los ojos, desapareció la imagen y sólo pudo distinguir
a su padre, rodeado de un silencio profundo. Junto a él vio la barda de
madera descolorida y podrida por la lluvia. (p. 197)
La lluvia aparece por primera vez, cerca de su padre. Luego, en una visión en la
que se hace referencia a fuerzas invisibles, tal vez relacionadas con la muerte, vuelve a
aparecer su padre:
¿Qué sería? ¿Un fenómeno de vapor producido por el sol? ¿O alguna
fuerza invisible que lo manejaba desde atrás mientras él, sin darse
cuenta, se dedicaba a desyerbar? (p. 197)
¿Quién o qué lo visitaba con tanta familiaridad en los momentos
menos esperados? […] Chongoc se dio cuenta de que la figura
encogida sobre el sillón era su padre, y un frío interior le recorrió el
cuerpo. […] El papá, con una mano apoyada sobre una pierna,
semejaba un arroyo que corría tranquilamente en la profunda
oscuridad. Parecía que él, en esa oscuridad, dibujaba algunas figuras
geométricas; un círculo y, dentro de éste, rectángulos; y dentro de
éstos, triángulos. (pp. 198-199)
Desde el espacio cotidiano de la cocina, la mujer observa y capta los símbolos 4
que rodean a su padre: lluvia, agua en un arroyo, fuerzas invisibles y figuras
geométricas. Todos estos elementos contienen una fuerte carga de significación en el
pensamiento oriental. El círculo simboliza el Cielo, el rectángulo la Tierra y el triángulo,
el Hombre. Y las tres figuras se enlazan en el principio del yin y del yang. El yin y el
yang designan de modo general el aspecto oscuro y el aspecto luminoso de todas las
cosas. El aspecto terreno y el celeste; el aspecto negativo y el positivo; el femenino y el
masculino; de modo universal expresan la dualidad y la complementariedad. Este
símbolo condensa la más profunda filosofía y la más característica mentalidad oriental.
Dicha filosofía no acostumbra recurrir a ideas abstractas de número, de tiempo, de
espacio, de causa o de ritmo. No admite separación entre tiempo y espacio, ni los
concibe independientemente de las acciones concretas.
A partir del anterior concepto podemos deducir la razón por la cual el texto de
Oh, Jung-Hee salta del tiempo real al tiempo mítico, del presente al pasado y al futuro, y
de un espacio a otro sin indicación tipográfica alguna, sin dejar siquiera un espacio entre
párrafos o alguna marca que permita al lector identificar el juego espacio-temporal. Se
trata, entonces, de un relato simultáneo que sólo el lector puede percibir cabalmente
después de terminar el texto. Durante la lectura, nos encontramos con una superposición
de planos temporales y espaciales que van de un escenario a otro y de unos personajes a
otros, combinados con recuerdos de la protagonista.
El eje del discurso es el camino, la subida, la estancia y el regreso del
cementerio. Alrededor de él, se integran los demás momentos, variando su temporalidad
ya que algunos son simultáneos y otros pertenecen al pasado o al futuro, y otros más se
escinden a cualesquier marca temporal.
El texto inicia cuando se preparan para salir al cementerio, como señalamos 5
antes, y termina cuando esperan el final de la lluvia refugiadas junto con el niño en un
templo budista que estaba al pie de la montaña-cementerio. En este trayecto temporal de
un día, podemos percibir los siguientes hechos que aquí señalamos en orden lógico y
cronológico y no como aparecen en el texto:

Hechos simultáneos en el presente del discurso
1. El viaje de Chongoc junto con su
madre y su pequeño hijo hacia el
cementerio. Su estancia en ese lugar.
Contemplan un entierro. Bajan de la
montaña al anochecer, bajo la lluvia.
1. El viaje de pesca del esposo de
Chongoc. El esposo camina por
Chinne, un puerto al sur de Corea
donde se encuentra una base militar. El
esposo va al cine. Al atardecer se
dirige a la represa. Desaparece –el
texto sugiere que se ahoga– en esa
noche de lluvia.

Hechos del pasado
1. Regreso a la adolescencia de Chongoc. El juego con el espejo. La boda y la
noche nupcial.
2. Recuerdos de Chongoc sobre la costumbre de su esposo de subir la montaña
por las madrugadas. Diálogo con él.
3. Recuerdo del esposo de las escenas en que su esposa contaba cuentos a su
hijo antes de dormir.
4. Chongoc recuerda el origen oscuro de la persecución de su esposo.
5. Llamadas telefónicas anónimas buscando a su esposo. Él siempre se niega a
contestar y ella asume la presión psicológica de dicha persecución.

Hechos del futuro
1. Chongoc regresa con el niño a su casa luego de dejar a su madre en la de
ella.
2. Percibe una presencia extraña y la relaciona con su esposo. Encuentra la 6
ropa de su esposo en el canasto, y en ella un boleto de cine rasgado.
3. La policía entrega a Chongoc los restos del equipo de pesca de su esposo y
le anuncian que ha muerto ahogado, aunque no encuentran su cadáver.
4. Chongoc piensa en su hijo cuando se case y tenga descendencia.

Hechos fuera del tiempo
1. El esposo, ya muerto, va a su casa, se cambia de ropa, deja la que traía en el
canasto y se despide de su hijo con un beso.

El lector deduce que el mismo día en que Chongoc va con su hijo y su madre a
visitar la tumba que será de sus padres, muere ahogado su esposo. ¿Cómo podemos
saberlo si el texto presenta una estructura espacio temporal tan confusa? La respuesta
está en una serie de indicios que aparecen en varias escenas, gracias a las cuales al final
podemos descubrirlo. La referencia más importante es la fiesta de Pecchung, el 15 de
julio:
“Era un día festivo” (p. 200), dice Chongoc en el autobús rumbo al
cementerio.
“Era un día festivo. Chongoc, sin saber por qué, se sintió angustiada.
(p. 203)
“–¡Ah, sí! Hoy es día de descanso –murmuró Chongoc, y se sintió
triste.” (p. 204)
“Como hoy es Pecchung, van al templo Pota” (p. 226), dice la tendera
al esposo de Chongoc.
“–¿Hoy es día de fiesta? [...] –Es el día de Pecchung, 15 de julio.” (p.
238), pregunta la madre y responde la religiosa budista.
La fiesta de Pecchung se celebra el 15 de julio del calendario lunar. En ella se 7
ofrece una ceremonia con frutos y verduras para los antepasados difuntos, como
agradecimiento de la abundancia en esa época en que las tierras están sembradas
esperando la maduración de sus frutos, y como descanso preparatorio para el gran
trabajo y esfuerzo de la cosecha. Es un día de mucha alegría en el que se comparten
juegos tradicionales y antiguamente el patrón entregaba dinero a sus empleados como
regalo y compensación de su trabajo.
La mujer de la tienda que le vende una sopa al esposo de Chongoc, le cuenta
sobre unas mujeres vestidas de luto:
–Deme velas. –Llegaron una vieja y una joven con un niño de 5
años. […] –Como hoy es Pecchung, van al templo Pota, que está al
otro lado de la montaña. –Y al verlo [al esposo de Chongoc]
distraído por la joven, agregó [la vendedora]:
–Son de un pueblo cercano y el esposo murió ahogado en la represa
hace 49 días. (pp. 225-226)
Los personajes de esta escena en donde aparece el esposo forman un grupo
igual al de la protagonista, una mujer vieja, Chongoc y su hijo de 5 años. El fragmento
es prefiguración de la muerte que tendrá el hombre: ahogado en la represa.
Al regresar de la tumba comienza la lluvia y las mujeres con el niño se refugian
en un templo budista. La respuesta de la religiosa confirma el día de fiesta y el cuento
termina con el siguiente diálogo:
–¿Hoy es día de fiesta? [...]
–Es el día de Pecchung, 15 de julio –contestó la religiosa con
sequedad después de mirarlas con detenimiento.
–Verdad… Hoy es 15 de julio –le comentó la mamá en voz alta 8
a Chongoc, que también estaba sentada.
–De regreso podremos ver la luna –añadió.
La lluvia era fuerte, abría pequeñas grietas en la tierra y
salpicaba hasta los pies de ellas.
¿Era el amor? Chongoc pensó oyendo claramente el rezo y el
címbalo. ¿Qué la habría atraído hasta aquí? Chongoc miró el reloj.
Llegaría a la ciudad P. ya de noche. Ya no habría nubes y se
podría ver la luna.
–Podremos ver la luna –repitió la mamá. Chongoc la miró y la
mamá seguía con la mirada perdida hacia el patio. A pesar de la
lluvia, olía a incienso. Era el 15 de julio, día de Pecchung, día de
los difuntos y día de Ullambun. La noche de luna llena sería muy
clara. Y Chongoc, con el niño a la espalda, caminaría hacia la
ciudad P., ciudad de tantos recuerdos. (pp. 238-239. Las cursivas
son nuestras.)
Ullambun es la ceremonia budista en la que se ofrece comida a Buda y a los
antepasados difuntos. Día de luna llena, como todos los días 15 del calendario lunar. La
misma lluvia que les retrasa el regreso a casa causará la muerte del esposo de Chongoc
al inundar la isla en donde estaba para pescar por la noche. Así pues, tenemos un tiempo
y un espacio bajo el símbolo del yin y del yang que no concibe límites ni diferenciación,
con la lluvia y la luna como acompañantes simbólicas que revisaremos en seguida.
III
Según el DRAE, “catarsis”, del griego κ
άθαρσις, significa “purificación ritual
de personas. Pur
ificación, liberación o transformación interior suscitados por una 9
experiencia vital profunda” (s.v. DRAE). En el cuento de Oh, Jung-Hee, el proceso
interior de la protagonista se encuentra más en un nivel simbólico que histórico. El texto
nos dice a propósito del carácter de Chongoc: “Así era ella. Nunca sabía exteriorizar sus
ideas aunque en su interior estuviera muriéndose de cólera. Chongoc se enojó consigo
misma.” (p. 202). Ese enojo es muestra de su deseo de cambiar, y más adelante en una
escena en la que recuerda una conversación con su esposo, se explicita en términos
simbólicos su anhelo de un futuro diferente:
[…] murmuraba cuidándose de no ser oída: ‘Yo no sé nada; nunca
lo considero como desgracia. Soy una mujer, que siembra las flores
después de la lluvia y se entusiasma por los brotes de las semillas.
También tengo fe en el futuro. Tenemos un hijo.’ Entonces él decía:
‘Tú quieres que vivamos sólo sembrando flores. Pero, ¿para qué se
siembra? ¿Acaso no es por la esperanza y el deseo de ver las
flores?’
Chongoc relacionaba el futuro con su muerte. Pensaba en el
espacio y el tiempo en que viviría su hijo, lo único que podría dejar
ella en este mundo. (p. 216. Las comillas pertenecen al texto.)
Chongoc se autodefine como “una mujer que siembra las flores después de la
lluvia”, y relaciona “el futuro con su muerte”. Retomaremos de aquí el símbolo de la
lluvia y la presencia de la luna que antes subrayamos en la cita que cierra el cuento.
En función de la relación entre el yin y el yang, la luna es yin en relación con el
sol que es yang, es pasiva y receptiva. La luna es el agua frente al fuego solar, el frío
respecto del calor, el norte y el invierno simbólicos opuestos al sur y al verano. La luna
produce la lluvia, según dice el texto taoísta Huai-nan tse. Y la luna es el símbolo del 10
paso de la vida a la muerte y de la muerte a la vida.
Cuando inicia el relato y van hacia el cementerio
hace mucho calor, ya que están en pleno verano.
Termina el día y por la tarde bajan y comienza la
lluvia, y la luna llena se contempla en todo su
esplendor (agua, luna, yin). La mamá de Chongoc
es de Corea del Norte (norte, yin) y no sabemos el
lugar de nacimiento del padre.
El verano y el calor simbolizan el yang, y el yang es también lo masculino.
Cuando se nos cuenta del esposo de Chongoc en el pueblo, el texto dice: “Bajo el sol
ardiente él camina por la calle polvorienta, saboreando cada rayo solar en la boca. Los
rayos convertidos en fuego arden en su corazón.” (p. 220). Pero en este relato los
hombres desaparecen. El padre no vuelve a aparecer en el relato. Sólo la madre
acompaña a la hija y al nieto –confundido con una niña por el oficial de policía debido a
su peinado–. Y el esposo desaparece también. En el texto hay mayoría de mujeres.
Madre e hija van al cementerio y el padre se queda en casa. En el autobús repleto,
Chongoc observa que “en su mayoría eran mujeres, y no sólo porque era un día festivo.”
(p. 200). El agua en forma de lluvia acaba con el calor y da muerte a lo masculino. Dos
hombres se ahogan en el cuento por causa de la lluvia. La lluvia, la luna, el yin se
imponen y permanecen.
La vida de angustia e inseguridad que vive la protagonista por la persecución de
que es objeto su esposo y la poca comunicación que existe entre ellos, cambiará
mediante la muerte provocada por la lluvia, y entonces podrá sembrar flores después de
la lluvia.
11
IV
En La balada del adiós hay reminiscencias que se eslabonan en forma de eco
para anunciar los sucesos de mayor significación en el relato. La muerte del esposo se
anuncia en el grupo idéntico de mujeres y niños que van a comprar velas, que ya antes
citamos: la mujer vieja, la madre y un niño de cinco años. Y también hay prefiguración
de la muerte en el desfile de militares que ven camino al cementerio:
Los camiones, pintados con el color verde de la muerte, oprimían
el corazón de Chongoc.
–¿Estarán cambiando de campamento? –Le habló a su mamá,
pero su objetivo era superar esa imagen verde de la muerte. (p.
206)
La primera alusión del texto sobre el esposo de Chongoc dice: “–Él, a veces,
decía eso, como un terrorista.” (p. 207), y la segunda, “él partió de viaje como alguien
que estaba en guerra.” (p. 208), aunque llevaba consigo “la mochila de pesca, las redes
y el cesto” (ídem). Este eco de claro referente político se eslabona con otros simbólicos
de la muerte a causa de la lluvia. Cuando el esposo pregunta por una represa cercana le
contestan: “–A ocho kilómetros de aquí hay una represa donde uno encuentra
abundantes peces. Dicen que esos peces engordan gracias a la gente que se ahoga allí.”
(p. 221). Además, está la información sobre las mujeres que rinden el último día de rito
funerario para el esposo también ahogado en una represa.
En relación con el cambio de ambiente a medida que se acercan al cementerio,
el texto dice:
Sólo se podía ver el polvo y nada más. La tienda y el terreno de
verduras cubiertas de polvo permanecían en silencio. Bajo el sol 12
ardiente ese polvo ceniciento, como caído del cielo, formaba un
paisaje melancólico y algo grotesco. El ambiente raro quizá se
debía al olor a mar o a los arrozales verdes del otro lado de la
calle asfaltada.
Pero esta sensación de lo blanco y lo silencioso duró unos
segundos, antes de tomar la carretera. (p. 203)
Esta imagen se suma con la que se presenta una vez que han llegado a la tumba:
“Las plantas silvestres del cementerio danzaron como fantasmas. Baile de las plantas
negras en una escena de fondo gris.” (p. 237). Mientras toman su almuerzo en el
cementerio, aparece una urraca que entra en dinámica primero con la abuela y luego con
el pequeño hijo de Chongoc:
El niño, que parecía el único vivo, corría por las tumbas
persiguiendo a la urraca sin zapatos ni calcetines. Le gustaba el
contacto directo con las hierbas. Algunas veces se agarraba de
una lápida y daba vueltas y vueltas.
Por el fuerte sol y por el continuo movimiento Chongoc no
podía distinguir al niño de la urraca. El niño se había olvidado de
su mamá y de su abuela. Nunca antes lo había visto tan
indiferente, como si fuera un extraño. (p. 224)
Si recordamos las palabras con que se autodefine Chongoc, veremos que ella dice
que relaciona su futuro con la muerte, y que lo único que dejará en este mundo es a su
hijo. El niño aparece en esta cita como ajeno a su madre y prácticamente fusionado con
la urraca que vuela alrededor de él. La urraca en el pensamiento oriental simboliza al
ancestro que enseña el arte de administrar justicia. En el taoísmo simboliza la 13
inmortalidad, y entre los coreanos significa buena suerte y es portadora de buenas
noticias.
Así pues, tenemos a la protagonista frente a los preparativos de la muerte de sus
padres que se preocupan porque conozca el lugar donde deberá enterrarlos, y frente a la
muerte inminente de su esposo ahogado o desaparecido. La represión que sufre el
hombre podría ser de dos momentos históricos: el periodo posterior a la guerra civil de
Corea, según podemos deducir de los pocos datos que la protagonista nos informa sobre
su esposo –profesor universitario, persecución telefónica–, o bien, el periodo colonial
justo en el inicio del movimiento de liberación para la independencia –el hombre lee
carteles pegados en las paredes del pueblo, “lemas del Movimiento de Semaul” (p.
225)–.
El regreso se da bajo la luz de luna llena que alumbra su camino hasta su casa
en la ciudad P., con el niño sobre su espalda. Y el texto, mediante una elaborada y
maravillosa red de símbolos en torno al yin-yang, le abre la puerta a un mundo en otro
tiempo, en donde podrá hacer una nueva vida, sembrar flores y criar a su hijo para
dejarlo como un legado al futuro.
En medio de la confusión por la simultaneidad de tiempos y espacios, el texto
surge lleno de significaciones en torno al problema de la identidad de su protagonista en
dos ámbitos igualmente conflictivos: identidad personal y el factor histórico nacional.
Chongoc sobrevive a la persecución que sufre su esposo y a la condición de ser mujer,
en medio de una sociedad marcada por el predominio masculino y por la situación
política de la colonización japonesa y/o del periodo posterior a la guerra civil. En la
conjugación del pasado con el presente de la mujer se presenta la oportunidad de volver
y mirar hacia el interior de sí misma, para que desde el pasado pueda entender su futuro en donde encontrará la oportunidad de reconocerse y encontrar su verdadero rostro en la
historia y en el tiempo.

Bibliografía
An, You, Filosofía oriental y cosmovisión. Myeongmundang, Seúl, 2001.
Byeon, Tae Seop, Historia general de Corea. Samyoungsa, Seúl, 1996.
Chevalier, Jean y Alain Gheerbrant, Diccionario de los símbolos, trad. Manuel Silvar
y Arturo Rodríguez. Herder, Barcelona, 1991.
Han, Hong Ku, Historia general de Corea. Hankyeoreshinmunsa, Seúl, 2001.
Kim, Young Taek, La novela moderna en Corea. Minjisa, Seúl, 1991.
Lee, Ki Baek, Nueva versión de la historia de Corea. Ilchokak, Seúl, 1999.
Oh, Jung-Hee, La balada del adiós en Cuentos coreanos, Yong Tae-Min (comp.),
Hyesun Ko de Carranza (trad.). The Korean Culture and Arts Foundation-FCE, México,
1991, pp. 197-239.
Oh, Jung-Hee, El espíritu del viento y otros relatos. El Colegio de México, México,
1997.
Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, 22a. ed. Espasa Calpe,
Madrid, 2001.
Yoo, Tae Gun, “Une analyse du néo-confucianisme”, Revue de Corée, vol. 23, núm.
2, Seúl, 1992, pp. 5-23.


외계어 (Filologías extraterrestres)



Un ejemplo de traducción literal, además con interferencia del inglés, y comúnmente aceptada por instituciones, académicos y por la propia universidad.

한국 외국어 대학교 (韓國 外國語 大學校)

Siempre me he preguntado por qué se traduce al español como

´Universidad Hankook de Estudios Extranjeros´

denominación forzada y áspera que recuerda expresiones tan toscas como ésta:


Creo que en traducción es importante considerar la sensibilidad y las connotaciones de las palabras en la lengua de llegada. En español, la palabra ´extranjero´-quizá a fuerza de asociarla a cosas como la que muestra la foto- es muy poco sensible (¿qué tal ´ciudadanos de otros países?´, incluso ´personas extranjeras´?) y su connotación no tiene nada que ver con la del nombre original de la universidad:

Universidad Coreana de Estudios Filológicos

o, si se quiere, Universidad Hanguk de Estudios Filológicos/de Filología.



La interferencia del inglés es clara. ´Universidad Hankook de Estudios Extranjeros´ es una traducción de ´Hankook University of Foreign Studies´, no directamente de 韓國 外國語 大學校 en cuyo caso se habría traducido como ´Universidad Coreana -o Hanguk- de Lenguas Extranjeras´. Esta expresión resultaría mucho más natural para un hispanohablante que ´Estudios Extranjeros´, la cual no deja claro si allí se imparte filología o por el contrario estudios sociológicos de inmigración, etc.

No suelo fijarme mucho en estas cosas, pero lo de ´Estudios Extranjeros´rechina demasiado, sobre todo al tratarse de una universidad donde se enseña la lengua española y se imparten cursos de traducción. La culpa, claro está, no es de los académicos coreanos sino de los hispanohablantes (recuerdo, por ej, un texto firmado por la Embajada de España en Seúl en 2010) que usan la expresión con toda naturalidad, dando la sensación de que es correcta o de que suena bien.

La traducción de expresiones coreanas a través del inglés puede llevar a llamar ´Tarjeta de Registro de Alienígenas´al carnet que dan en la República de Corea a los ciudadanos de otros países (llamado en inglés Alien Registration Card).

martes, 8 de noviembre de 2011

창작의 기초 * Fundamentos de creación literaria



2011 번역아틀리에 1차 세미나

2011. 4. 19. () / 한국문학번역원 4층 대강당

초청강사: 이혜경(소설가)

주제: 창작의 기초


Instituto de Traducción de Literatura Coreana (KLTI)

I Seminario del Taller de Traducción

Martes, 19 de abril de 2011
Auditorio del KLTI (3er piso)
Ponente invitada: Li Hie-kiong, novelista
Tema: elementos de creación literaria







http://www.klti.or.kr/ku_07_05_021.do?method=view&admin_top_lid=ka_07&board_num=ka_07_05_021&board_seq=68&admin_m_p_seq=41&admin_s_seq=62&user_system=kmember